jueves, julio 28, 2016

UNA MIRADA PERONISTA SOBRE LA ACTUALIDAD DEL PERONISMO. PARA DEBATIR

APUNTES DESDE EL PERONISMO

“El peronismo será revolucionario o no será nada” (Eva Perón)

No es interés de estas líneas hacer una historia del peronismo. Existen muy buenos textos al respecto. Simplemente aportar una mirada desde este convulsionado presente oteando cada tanto en la historia conocida para intentar comprender. Comprendernos.

Luego de derrocado el gobierno democrático de Juan Domingo Perón se sucedieron años duros para los peronistas. El fusilamiento del General Juan José Valle, la masacre de José León Suarez. El decreto 4161. La venganza oligárquica.
“…Cada vez que se nos cierran los caminos de la semi legalidad, la burocracia declara la guerra. Pero nada más. Esta queda librada a la espontaneidad de sacrificados activistas…Esta vacancia de conducción dura hasta que viene un nuevo período de soluciones negociadas. Entonces los que estuvieron en retaguardia durante el combate pasan a ser la vanguardia en los trámites de la tregua y capitalizan la abnegación en la mesa de arena de los acuerdismos…” (J. W. Cooke, “Apuntes para la militancia”, Peronismo Crítico)

Hoy vivimos situaciones similares con la estigmatización del kirchnerismo y los doce años de gobierno que llevaron adelante Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Es un nuevo ataque al peronismo. Porque el proyecto iniciado el 25 de Mayo de 2003 es lo más parecido al peronismo del General, desde 1955 hasta la actualidad.

PERONISMO SIN PERÓN.
Durante el doloroso exilio del General y luego de su frustrado regreso en 1964, hubo un intento de construir un peronismo obviando su conducción. Negociando con el régimen una suerte de domesticación del peronismo.
Esa jugada la realiza Augusto Timoteo Vandor, con la idea de crear un “peronismo sin Perón”. Fue un vano intento de integrar al peronismo al sistema. Mientras la mayoría de los militantes y sus organizaciones políticas y sindicales estaban en plena resistencia a la dictadura, también muchos dirigentes terminaron pactando con el régimen. Estos “domesticados” recibieron por parte del pueblo el nombre de “burocracia sindical” o “política” según el caso.

Tal vez ese haya sido el primer paso dado en ese camino. La historia demostraría que luego, muchos dirigentes se pusieron la camiseta peronista sin tener las convicciones necesarias. Son los que pactan desde siempre con el anti peronismo. Ahora lo llaman “consenso”, “oposición responsable”. Son los que quieren que “al gobierno le vaya bien”, aunque el pueblo lo pase peor. El “vandorismo” se conjuga en presente.
“…En el escenario político del país, la diferencia entre los partidos tradicionales y el peronismo es neta, tajante y evidente por sí misma. Eso explica que nos proscriban, no pertenecemos al mismo sistema. Pero las estructuras del movimiento no reflejan esa contradicción irresoluble, sino que esta aparece internamente. Tenemos por un lado al peronismo, rebelde, amenazante para los privilegios; y por otra, aparatos de dirección en los que predomina una visión burguesa…” (Ibídem)

La realidad muestra una similitud preocupante. Pareciera que algunos dirigentes cuando llegan a posiciones dentro de estructuras con cierto poder, olvidan una de las máximas plasmadas en las veinte verdades que supo plasmar Perón como muestra a la militancia de quienes se apartan del ideario peronista: “Primero está la Patria, después el movimiento y por último los hombres”.
Ayer bombardearon la Plaza de Mayo, asesinaron a mansalva a quienes paseaban por ahí, sin discriminar si eran o no eran peronistas. Hoy el bombardeo es mediático. Las víctimas: la conciencia, la inteligencia, la información. También existen muchos “francotiradores comunicacionales”, ocupados de confundir, desinformar, generar desaliento.
“…La debilidad funcional de las conducciones burocráticas tiene por causa esa debilidad teórica que el régimen fomenta mediante el monopolio de la propaganda.” (Ibídem)

PERÓN SIN PERONISMO

Entre la dirigencia se vislumbra un nuevo fenómeno, tomarse de la figura del General vaciando de contenido al peronismo. Tal vez para lograr lo que J.W. Cooke denunciaba en aquellos años “domesticar al peronismo”, “integrarlo al sistema”. Desde entonces el objetivo del sistema de poder es extirparle su raíz revolucionaria.

Luego de la derrota electoral que llevó a la alianza Cambiemos al gobierno por una diferencia menor al 2% de los votos el peronismo entró en una nueva crisis. Que consume más energía en encontrar culpables de la derrota que en organizar al pueblo y sus organizaciones para esta nueva etapa. Como en las contadas veces que el peronismo fue derrotado en las urnas, además del pase de facturas, se produce la fuga de dirigentes hacia el calor del oficialismo de turno. Hecho que en sí mismo debe ser analizado para realizar una profunda reforma política que impida que aquel dirigente que es elegido en una lista partidaria se lleve su cargo cuando emigra hacia otro partido. El pueblo es soberano y debería tener formas de participación ante estas circunstancias. Para o cual se hace necesario una profunda reforma de la Constitución clasista y liberal que nos rige.

No podemos permanecer indiferentes frente a la impunidad oficial y al travestismo político de diputados, senadores, intendentes, gobernadores y dirigentes que demostraron que para ellos el peronismo es sólo un trampolín para sus ambiciones personales.

Esta derrota reciente tiene una carga diferente. Sucede que durante los últimos tres gobiernos peronistas, el apellido que condujo los destinos de la Nación introdujo una nueva denominación que dio identidad a una generación que no se siente parte del peronismo y se define “kirchnerista”. Cuando Néstor y Cristina Fernández jamás renegaron de su condición de peronistas. Sino todo lo contrario. Los que así se auto bautizaron no terminan de comprender que no hay diferencias fácticas entre “kirchnerismo” y peronismo. Porque las políticas implementadas durante los tres mandatos consecutivos remiten a lo mejor del primer y segundo gobiernos del General Perón. O sea el peronismo original.

Un problema adicional es que las nuevas generaciones no conocieron, ni siquiera por el relato familiar, la experiencia del peronismo en el gobierno. En cambio conocieron la traición menemista de los 90. Que de peronismo no tenía nada.

El peronismo nació para dignificar a los trabajadores, consolidar derechos de las grandes mayorías populares, y como señaló Eva Perón, generar nuevos derechos allí donde hay una necesidad. En definitiva realizar la revolución que consagre el bienestar del pueblo y la grandeza de la Nación.
Pero esta, si se quiere, diferencia semántica: peronismo/kirchnerismo introdujo una sorda disputa entre muchos peronistas “doctrinarios”, por diferenciarlos de los “ortodoxos” que abrevan en cierta derecha que el peronismo histórico siempre contuvo en su interior.
Muchas veces esta diferencia de interpretación acerca de las medidas tomadas y las que no se tomaron, o de los errores políticos que siempre se cometen. Llevaron la disputa a tener una dimensión que nunca debió haber tomado. Esta circunstancia ha sido hábilmente manipulada en beneficio propio por el sistema de poder.

“…El peronismo planteó por primera vez la posibilidad de un antiimperialismo práctico…” “…La lucha por la liberación parte, entonces de la determinación del enemigo real: el imperialismo que actúa a través de la oligarquía nativa y de los engranajes políticos, económicos y culturales a su servicio. En primer plano aparecen indisolublemente unidas la cuestión nacional y la cuestión social. Una no puede resolverse sin la otra.” (J. W. Cooke, “Lucha por la Liberación Nacional”)

Es bueno recordar que esa derecha al interior del movimiento no es anti imperialista.
Por el bien del proyecto. Cuyo rumbo y muchas de las medidas implementadas no fueron cuestionados. Pero la crítica se hizo más profunda a partir del primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Sobre todo con la defección de Hugo Moyano. Quien no se sintió tenido en cuenta en la medida de las gracias de las que se creyó merecedor.
También es bueno considerar que alguno de los ejes de la campaña para el 2011 fue “profundizar el modelo”, aplicar “sintonía fina” cosa que no se hizo. Sería bueno en un debate hacia adentro analizar con la conducción las circunstancias que llevaron a no realizar esas anunciadas y necesarias medidas.
Aunque el alejamiento del dirigente de camioneros no obedece a la falta de profundización, sino a ambiciones no tenidas en cuenta. El hecho nos lleva a otro punto nodal de la discusión que debemos darnos los peronistas para recuperar el histórico rol dentro del Movimiento Nacional. No es otro que el concepto de “clase trabajadora” que siempre los peronistas reivindicamos como la columna vertebral del Movimiento.

MOVIMIENTO OBRERO ORGANIZADO

No podemos dejar de ver y analizar que hoy la clase trabajadora no es la misma que protagonizó el 17 de Octubre de 1945. Tampoco es la que junto a los estudiantes de las universidades generó el Cordobazo.
El contexto geopolítico y socio económico cambió drásticamente. El capitalismo generó nuevas formas de consumo que penetraron muy hondo en la sociedad.
El imperialismo modificó y diversificó sus formas de penetración. Infiltra y financia diversas ONGs y fundaciones por todo el planeta. Creó diferentes “Agencias de ayuda humanitaria” que instrumentan mediante referentes sociales que gozan de la aprobación pública.
Además de haber creado una red global de medios de comunicación que “viralizan” su visión del mundo y construyen “el sentido común” que conviene a las reglas de juego que impusieron en “la democracia occidental y cristiana”, o la democracia que conviene al nuevo colonialismo.
Este es el universo en que se encuentra la Argentina hoy. Los trabajadores ya no aspiran sólo a “los derechos sociales” que instauró la proscripta (aun) Constitución Nacional de 1949. Cada vez más comprobamos que tienen necesidades que ayer fueron de la clase media y hoy (gracias a los últimos doce años) se reconocen como parte de esa clase que se duplicó en ese período.


Preguntas pertinentes

1) ¿Tiene hoy el peronismo una propuesta para estas nuevas demandas?
Considerando además, que hay una gran cantidad de trabajadores que no están registrados como corresponde. Podemos además sumar otro interrogante: ¿No habrá sido esta una de las causas de la derrota electoral? ¿Por qué no los sindicalizamos?

Esto nos remite a una “duda” para no pecar de “conspiranoico”: ¿Todos los dirigentes que conformaron el Frente Para la Victoria, pusieron todo lo que había que poner para asegurar el triunfo en cada uno de los distritos, de cada intendencia, de cada provincia?
Viendo la cantidad de dirigentes y legisladores que desde el 10 de Diciembre votan los proyectos del oficialismo en contra de los intereses populares, la duda se agranda de manera insoportable. Aclaro que no se trata este de un ejercicio de “peronometría”, sino de no arriar las banderas de “Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social” que son la marca a fuego del peronismo.

Siguiendo con las preguntas:

2) ¿Tiene hoy el peronismo una propuesta para este amplio sector social planteado en 1)?
3) ¿Tiene una propuesta para los que no consiguen trabajo?

Tal vez tengamos que hacer una reformulación del “sujeto” al que le hablamos desde el peronismo. Porque ese trabajador que fue la columna vertebral del movimiento ya no es el mismo.

Tomando en consideración lo anterior otro concepto a considerar y reformular es el concepto de “movimiento obrero organizado”. Porque muchas veces se lo confunde con los dirigentes que desde hace treinta años conducen los sindicatos. Está claro que la conducción sindical no es el movimiento obrero organizado. La última movilización del 29 de Abril lo dejó en evidencia.
Hay algunas definiciones de J. W. Cooke que merecen ser redimensionadas: “¿Qué es el peronismo?” se pregunta y responde “Fue el más alto nivel de conciencia a que llegó la clase trabajadora argentina…es fundamentalmente una experiencia de nuestro pueblo” (“Apuntes para la militancia”, J.W. Cooke)

Debemos trabajar de manera muy intensa para que el peronismo vuelva a ser “el más alto nivel de conciencia” de “la única clase hombres que reconoce el peronismo, los que trabajan” (J. D. Perón)

“Si es una guerra librada contra el régimen, no podemos contar con los que combaten “dentro” del régimen. Combatimos contra el sistema y no contra una de sus variantes”( “Apuntes para la militancia”, J.W. Cooke)
“No hay liberación sin el peronismo, pero el peronismo solo no puede hacer la liberación” (Ibídem)
Parece que el presente, en cuanto al “acomodamiento” de cierta dirigencia que se arrima sin sonrojarse a los oficialismos de turno no es tan diferente a lo acaecido en otros momentos históricos.

Aunque lo crucial, desde mi subjetividad manifiesta, está en lo que líneas más arriba designé como identidad peronista/kirchnerista.

UN PERONISMO. DIFERENTES GENERACIONES

Pertenezco a la generación que en sus casas se hablaba del peronismo, de Evita, del “hombre”, el “viejo”, como lo llamaba a veces mi padre. Nací en un hogar peronista, un año después de la muerte de Eva Perón, y dos años antes del golpe que derrocó a Perón. Crecí escuchando las anécdotas, historias, vivencias y pasiones del primer peronismo. Cuando “los únicos privilegiados son los niños” era el recuerdo familiar de un pasado añorado. Cuando los derechos sociales tomaban la forma de una nostalgia que llenaba de tristeza los ojos de mi abuela materna y eran motivo de lucha de mi padre, como delegado de fábrica en una textil de la zona de San Martín.
Participé de la segunda generación de la JP, la heredera de la heroica resistencia peronista a la dictadura de Aramburu y Rojas. La convulsionada, dolorosa y violenta década de los 70. En la que mi generación fue diezmada, masacrada, torturada.
Allí, en esos sangrientos años está la clave del peronismo posterior. Porque los mejores cuadros políticos y sindicales pasaron a formar parte de la memoria colectiva como “nuestros treinta mil desaparecidos”.

Este hecho es crucial porque a la salida de esa interminable noche asesina se consuma con la primera derrota electoral del peronismo en elecciones sin proscripciones.
¿Será que la dirigencia que ocupó los diferentes espacios de relevancia dentro del peronismo conscientemente o no, renegó de aquella raíz revolucionaria que encendió la primera resistencia e inflamó la sangre de la generación que pasó sin solución de continuidad de “juventud maravillosa” a “esos imberbes que gritan” para ser “desaparecidos” en la conciencia de quienes no comprendieron aquella entrega?

¿Será que muchos de los dirigentes que hoy ocupan espacios en las diferentes estructuras pretenden un peronismo “dentro del sistema” para construir lo que en algún momento se ejemplificó como “un gran pacto de la Moncloa” para la alternancia en el gobierno de partidos que no cuestionen el sistema?

¿No habrá que incorporar las medidas que consideremos positivas de estos doce años, para cuando hablemos con las nuevas generaciones acerca del peronismo, a las del primer peronismo? Como una manera de demostrar la falacia de contradicción entre peronismo/kirchnerismo. ¿O establecer un paralelismo entre ambas experiencias populares? La profundización de las diferencias que hubiere benefician al antiperonismo explícito.

“…El régimen establecido por la Constitución de 1853 constituye la aplicación local del sistema de instituciones del capitalismo entonces en pleno ascenso. Se debilita al Estado con el argumento de garantizar la libertad y la igualdad de los ciudadanos, pero al mismo tiempo para excluirlo de toda intervención en el terreno de los hechos económicos donde la burguesía ha reemplazado las formas feudales. Las multitudes populares no pueden ejercer los derechos que teóricamente les otorgan las Constituciones, salvo en una sola dirección: la que favorece el control del estado por parte de la clase pudiente…”(J. W. Cooke, “Lucha por la liberación nacional”)

“…La primera línea de defensa de la casta dominante está ubicada en el sistema del 53, que otorga libertades políticas a cambio del respeto por la organización que permite el mantenimiento de las desigualdades sociales…” “…Una clase dominante no abandona sus ventajas ni siquiera por consecuencia con sus propios principios políticos…” (Ibídem)
Resulta imprescindible un profundo debate al interior del peronismo, teniendo en cuenta que la conducción “consensuada” del Partido Justicialista, pretende “a todos adentro”. Si ese todos incluye a los que demostraron estar flojos de convicciones respecto de las banderas irrenunciables, el peronismo habrá sido domesticado, será uno más del sistema liberal que nació con la CN de 1853.

“…El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor, quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero; y quien lucha contra un compañero, es un enemigo o un traidor…” (Juan Domingo Perón)

Daniel Mojica Poeta, peronista, escritor y militante.


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