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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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jueves, febrero 05, 2015

DEMOCRACIA





 DEMOCRACIA


La democracia no es sólo el derecho a elegir autoridades cada dos o cuatro años. Es la herramienta que tiene la ciudadanía para elegir en qué tipo de sociedad quiere vivir. Qué educación quiere para sus hijos. Qué paradigmas culturales, políticos y sociales serán los que rijan la construcción colectiva de su identidad.
Luego del quiebre institucional que provocó la dictadura genocida con la trama de complicidades entre asesinos, torturadores, ladrones de bebés, empresarios, periodistas,  medios de comunicación, dirigentes y funcionarios de toda laya que fungieron como socios, encubridores y beneficiarios, la herida sigue abierta.
Seguirá así, mientras un solo nieto desconozca su verdadera identidad. Mientras un solo genocida, socio o cómplice siga sin condena. Mientras no se esclarezcan  todos y cada uno de los sucios negociados, de los que Papel Prensa es una muestra de la impunidad de la que aún gozan esos nefastos personajes.
Democracia, que recuperada en 1983, contiene en sus entrañas el huevo de la serpiente que la condicionará durante más de veinte años. La trama vigente reciclada donde cobra vital importancia la pata judicial en una connivencia descarada con los medios de comunicación que le dieron cobertura ocultando las atrocidades cometidas. Acumulando convenientes archivos inteligentes para utilizar cuando convenga. La extorsión a la democracia dio sus perversos frutos.
Las consecuencias de la tremenda asociación ilícita que pergeñaron desde los factores de poder se apoyan en la inoculación sistemática de temor en la sociedad acompañada de operaciones mediáticas de desinformación con denuncias que nunca se comprueban. Muchas de las mismas son desmentidas por organismos e instituciones internacionales. Pero esas denuncias sin pruebas siempre encuentran un juzgado amigo que les da cabida.
A esto debe sumarse la falta de coraje cívico de una dirigencia opositora que se siente más cómoda apareciendo en los medios de comunicación que ocultaron la matanza, las torturas y el robo de bebés, que debatiendo en el Congreso Nacional las leyes necesarias para que la democracia siga creciendo sin condicionamientos.
Tal vez esto sea producto de la falta de convicciones o de endebles en su personalidad.
Porque cuando alguien tiene convicciones no le preocupa apoyar a un adversario político, cuando la democracia se encuentra amenazada, pensando en que dirán los medios al otro día.
Varios colegas han rescatado la actitud del dirigente peronista Antonio Cafiero, cuando la banda de “caras pintadas” puso en jaque a la democracia durante el gobierno del doctor Raúl Alfonsín. Ese dirigente entendió que la víctima era la democracia, no el gobierno de un adversario político.
Eso fue un acto de grandeza.
No alcanzan los dedos de ambas manos para enumerar la cantidad de operaciones desestabilizadoras, cuando no abiertamente golpistas, que soportó el actual gobierno. Motorizados por los grandes medios de comunicación, apoyados por un sector del Poder Judicial. Salvo muy raras excepciones, la dirigencia opositora se ha sumado grosera y cobardemente a esas intentonas. Tratando de sacar provecho personal del ataque a la democracia.


Porque como bien lo entendió entonces el doctor Cafiero cuando se ataca a un gobierno democrático se ataca a la democracia, y las consecuencias siempre la paga el pueblo.
Es bueno saber en que juego están los candidatos de la oposición para vislumbrar cuales son los intereses que los mueven y a quienes se subordinan.

Daniel Mojica




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