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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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viernes, abril 19, 2013

BIENVENIDOS A LA DEMOCRACIA

BIENVENIDOS A LA DEMOCRACIA

Reflexiones sobre la convocatoria del 18 de Abril

Toda manifestación pública, como forma de expresar apoyo o descontento con las medidas del gobierno debe ser vistas como un síntoma, que refleja una respuesta a esas medidas.
Desde esta óptica merecen la consideración de quienes piensan diferente. Hay que respetarlas y analizarlas en el contexto que corresponde.
El contexto de la marcha que intento analizar está conformado por las leyes para democratizar y transparentar el Poder Judicial enviadas al parlamento por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Como un aporte a ese análisis que propongo, vuelco mi subjetividad en las siguientes líneas.
Las reglas de la democracia ubican en el gobierno a quienes triunfan en las elecciones y en la oposición al resto de la dirigencia.
Desde el 25 de Mayo de 2003, el proyecto triunfante en las urnas, expone sus ideas, planes y programas, que transforma en medidas. Además defiende esas medidas con argumentos que se basan en los resultados en los hechos de las medidas adoptadas.
Las movilizaciones y actos realizados por las organizaciones afines al gobierno, se referencian y se sienten representados, por la Presidenta o por los dirigentes que conducen dichas organizaciones. Esto se pone de manifiesto en la cantidad de banderas y pancartas que los identifican y muestran con orgullo esa pertenencia.
Manifestando en paz y reivindicando el rol transformador de la política.
También asisten muchas personas que no perteneces a ninguna de las organizaciones, pero se sienten parte del proyecto nacional en marcha.
Tanto los dirigentes como la militancia oficial, ponen en palabras sus convicciones y sus deseos de profundizar el proyecto. Definen como objetivo, una democracia soberana, con inclusión social, y dejan en claro que seguirán avanzando hasta que no quede un solo pobre en la Patria.
Las manifestaciones contrarias al gobierno, hasta la de ayer, se han caracterizado por la violencia verbal y física sobre los que piensan diferente y contra los periodistas que realizan su trabajo cubriendo las marchas. A tal punto que la dirigencia que motoriza desde las redes sociales las convocatorias no se han hecho presente físicamente en las calles.
Salvo en la nutrida convocatoria del Jueves 18, en la que muchos dirigentes opositores han salido a la calle. Aunque los manifestantes entrevistados, salvo excepciones, expresan no sentirse representados por ningún dirigente.
Esto también salta a la vista por la ausencia de banderas y pancartas partidarias, lo que parece una demostración de que restaría adherentes a la marcha. Por eso en la convocatoria se aclara no llevar esas identificaciones. Como si la ausencia de las mismas le quitara entidad “política” a la manifestación.
Creo que esta circunstancia, pone sobre la mesa de análisis la poca representatividad que tiene entre la ciudadanía, esa dirigencia.
Cosa que las urnas han reflejado en las últimas elecciones nacionales.
Por otro lado, las expresiones de quienes se han prestado a la requisitoria periodística, en su mayoría, expresan su malestar con palabras y conceptos surgidos de los medios periodísticos opositores, pero sin ofrecer propuestas, o expresando generalidades.
Esto pone de manifiesto el profundo divorcio entre quienes convocan y quienes concurren a las marchas.
Tal vez, atravesados por un profundo afán antipolítico, difundido por los mencionados medios, quienes no encuentran un dirigente que pueda tomar las dispersas consignas opositoras para transformarlas en un plan de gobierno, o proyecto nacional alternativo.
Quizás sea por la máxima que inmortalizara aquel dirigente que expresó: “si decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”.
Puede ser que por esta razón se rasgan las vestiduras en contra de los proyectos que apuntan a democratizar y transparentar el Poder Judicial, aduciendo que se trata de cooptar a los jueces. Cuando en realidad se trata de que aquellos que han sido y siguen siendo rehenes del sistema de poder, puedan liberarse de esa dependencia, y aquellos que defienden intereses ajenos al bienestar de la mayoría queden en evidencia ante el conjunto del pueblo.
Esta democracia que estamos construyendo necesita claridad de propuestas, y que las mismas superen las llevadas adelante por el actual gobierno.
Porque no hay retroceso en el camino iniciado el 25 de Mayo del 2003.

Daniel Mojica

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