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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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lunes, octubre 29, 2012

SOBRE LA "BUENA CONDUCTA" DE LOS JUECES



SIN JUSTICIA DEMOCRATICA NO HAY SOBERANIA POPULAR

Soy de los que piensan que el plan de exterminio llevado a cabo por la dictadura genocida cívica, militar y mediática, no comenzó el 24 de Marzo de 1976 en todo el país. Como tampoco se han extinguido sus nefastas consecuencias, cuando recuperamos la democracia, allá por 1983.
Como se ha escrito de manera abundante y con más precisión, el objetivo era imponer un modelo económico. Modelo que no si hubiera podido instrumentar sin la brutal represión ejercida.
El antecedente inmediato de esa imposibilidad de llevarlo a cabo de otra forma, fue el plan económico de Celestino Rodrigo; conocido como “rodrigazo”. Resistido en las calles y lugares de trabajo por la CGT y las 62 organizaciones peronistas, entre otras agrupaciones sindicales.
Tal vez, esto haya sido lo que convenció a las corporaciones multinacionales y sus ideólogos civiles, de quebrar esa resistencia obrero-sindical.
La “guerrilla fabril” (sic Ricardo Balbín) y la “subversión armada” fueron la excusa; y las dirigencias de entonces fungieron cómplices y partícipes necesarios del genocidio, violaciones, robo de bebés y asesinato de mujeres luego de dar a luz.
Porque para implementar y llevar adelante la logística, el plan estratégico de dominación y sometimiento económico y cultural, fue absolutamente necesario, que la clase política aportara lo suyo. Esto se traduce así: los partidos políticos tradicionales contribuyeron con sus cuadros técnicos en las diferentes áreas. Léase: económicas, culturales, judiciales, eclesiásticas, deportivas, mediáticas, etc.
Aún hoy, son incontables los funcionarios judiciales que juraron por las actas del proceso genocida, que siguen en funciones boicoteando la democracia y burlando la soberanía popular.
Miremos qué dice nuestra Constitución Nacional, respecto de la naturaleza del Poder Judicial: “Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Nación conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta…” (Sección Tercera. Del Poder Judicial. Capítulo Primero art. 110)
¿A qué se refiere la “buena conducta”? ¿A saludar con deferencia a todo aquel con quien se cruce? ¿A no levantar la voz en las bibliotecas? ¿A ceder el asiento a las mujeres embarazadas y ancianos en el transporte público en el caso que lo utilicen? 
No será demasiado ambiguo semejante concepto.
¿Cómo será considerada la “conducta” de quienes juraron por las Actas del Proceso de Reconstrucción Nacional? Y que aún conservan sus cargos.
¿Quién regula “esa” “buena conducta”?
Acaso no existe un listado de los jueces existentes a lo largo y ancho de la Patria. Seguro que sí, porque cobran sus salarios.
Los diferentes institutos que regulan la vida institucional son ejercidos por personas, que con toda seguridad conocen con el detalle necesario quienes son esos funcionarios que han jurado callar los crímenes de lesa humanidad, que han omitido emitir los instrumentos necesarios para que aquello no sucediera, incluso los que han participado de sesiones de tortura, etc., etc., etc.
¿La democracia no puede hacer nada en este sentido?
¿Es tan poderosa la “familia judicial” que de eso no se habla?
Soy conciente de que existen casos de jueces en estas condiciones que han sido separados de sus cargos y algunos esperan su juicio político.
Aunque creo que el porcentaje que estos representan respecto de los que siguen mimetizados en los pliegues del Estado Democrático, es muy bajo.
Es un dato muy preocupante para el sostenimiento de nuestro sistema democrático. Tenemos como ejemplo lo que está sucediendo con la sucesión de cautelares que han beneficiado a la corporación mediática, seguida por el aún fallido concurso 258 para cubrir determinados juzgados. Como el que tiene que expedirse por el artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Ley promulgada hace tres años y que aún no tiene plena aplicación.
Al que le quepa el sayo…

Daniel Mojica
Columnista de Radio Gráfica
Prensa Centro Cultural La hora de los pueblos


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