VIVIMOS UN PRESENTE MARAVILLOSO
Es saludable cuando la realidad se encarga de desmentir la trabajosa impostura de quienes durante décadas se vistieron de imparciales comentaristas de esa realidad.
Reconforta comprobar que el dinero no puede comprarlo todo. Aún, cuando sí haya comprado la dignidad de tantos periodistas y comunicadores, ricos y famosos. Quienes, hasta no hace mucho fingían no saber lo que estaba pasando en el país, cuando secuestraban, violaban, torturaban, desaparecían, asesinaban y se apropiaban de criaturas.
Las máscaras van cayendo por el propio peso de los hechos.
¿Puede alguien sostener, todavía hoy, que las denuncias contra la genocida dictadura cívico militar era una “campaña antiargentina”?
Sin embargo hay periodistas del monopolio Clarín que levantan la misma bandera, cuando silencian la ensangrentada historia de Papel Prensa. O cuando titularon “la crisis provocó dos muertos” ante los asesinatos de los compañeros Kosteki y Santillán, teniendo la secuencia fotográfica que contaba la verdad.
O cuando mienten descaradamente sosteniendo que en los medios de difusión del monopolio para el cual trabajan, se comenta libremente acerca de la adopción fraudulenta de Ernestina Herrera.
Sostienen la misma bandera, sólo que quieren que se lea “campaña anticlarín”.
¿Qué es lo que ha pasado, que trastocó las tranquilas aguas republicanas contenidas, sostenidas y aplacadas desde 1983 por las corporaciones “regentes” de la patria?
Pasó que el pueblo desde Mayo de
Pasó que el gobierno que asumió entonces, poco a poco fue recuperando la democracia y reconstruyendo el estado. Propiciando e instrumentando medidas en beneficio de las grandes mayorías, y no para los privilegiados de siempre.
Sucede que cuando los gobiernos defienden los intereses de los que menos tienen, se tocan los intereses de los que explotan, de quienes ocultan esa explotación y de los cómplices. Entonces reaccionan con este odio desmesurado, que les hace perder la compostura. Esa “racionalidad” que habla de consensos, equilibrios y republicanismos vacíos de pueblo, estalla en el aire.
Les hace salir de las sombras a los titiriteros oscuros, lúgubres, hipócritas y peligrosos.
Les hace hablar de “la guerra de dios”, a algunos.
A otros les hace declarar la guerra al gobierno democrático, que es lo mismo que declararle la guerra a quienes votaron al gobierno.
Qué cosa no…los que hablan de consensos, equilibrios, acuerdos son los primeros en usar la palabra ”guerra”.
Pero es bueno. Muy bueno ver con tanta claridad quienes están de un lado y quienes están del otro.
El “capo” del monopolio manchado de sangre dio instrucciones a sus subordinados políticos en una cena como las que ilustra la película “El padrino”. Allí concurrieron Duhalde, Reutemann, Solá, De Narváez y Macri solícitos y meneando el rabo ante el amo.
O sea que en esta “guerra declarada” contra los votantes del gobierno democrático, están del bando contrario a los intereses populares quienes tendrán que buscar votos en el mismo territorio donde caerán las “bombas” arrojadas por los medios de difusión del monopolio.
¡Qué triste papel el que eligió desempeñar esta “clase” opositora!
Pero le hace bien a la democracia poderlos mirar sin las máscaras que usaron durante años.
Nadie podrá decir más tarde que no supo qué era lo que votaba.
¡Vaya si es saludable!
Pensar que todavía falta instrumentar la ley de medios de la democracia.
¡Qué hermoso se vislumbra el futuro!
Daniel Mojica
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