Nuestros treinta mil

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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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martes, junio 30, 2009

TRISTEZA MILITANTE

29 DE JUNIO. TRISTEZA MILITANTE Estoy azorado y dolorido. Azorado, porque creí que como sociedad habíamos logrado un cierto grado de maduración y compromiso, por el acompañamiento a la política de derechos humanos del gobierno nacional, que vino a rescatar la lucha de las Madres y las Abuelas. Además de las medidas económicas largamente mencionadas. Tengo la misma sensación de tristeza al mencionar la palabra ”pueblo”, que la que sentí durante el mundial 78. El pueblo festejaba, mientras secuestraban, torturaban, robaban criaturas y asesinaban madres luego de parir. Entonces me hice esta pregunta ¿este es el pueblo por el que estamos dispuestos a dar la vida? Y por el que la dieron 30 mil compañeros de militancia. En este instante me surge la misma pregunta. Tengo un dolor indecible y una tristeza que me carcome el pecho. Dolor, porque la tele puede más que la realidad. Dolor, porque el marketing puede más que las obras realizadas. Dolor, porque los advenedizos y oportunistas, los panqueques y traidores, si se los vende bien, la audiencia los compra. Dolor, porque es un insulto a la inteligencia votar en contra de las medidas que benefician a gran parte de los que no votaron a quienes tomaron esas buenas medidas. Tristeza, por ver cómo se lleva de las narices a buena parte de la sociedad, en contra de su propia conveniencia, con una buena estrategia de difusión. Tristeza, porque triunfa la forma sobre el fondo, se elige el envase y no el contenido. Tristeza, porque no es una simple elección. Es el proyecto nacional el que quedó herido, por los disparos de muchos que se vieron beneficiados por este proyecto. Tristeza, porque cuando vuelvan del espejismo, será tarde para muchas conquistas que pueden quedar por el camino. Dolor y tristeza, porque como en aquel más cercano 78 de lo que hoy parece, no entiendo a esa entelequia que mi pasión militante llama “pueblo” indiscriminadamente. Como si fuera una unidad. Que como tal, en realidad no existe. Sino segmentos guiados por diversos intereses, que a veces confluyen. Entonces, cuando esa confluencia coincide con mis ideales, mis convicciones, mis utopías, canto y bailo y disfruto de esa compañía anónima en las multitudinarias marchas. Pero, cuando esa confluencia no se da, me siento como ahora. Azorado, dolorido y triste. No por un resultado electoral, sino por el retroceso que puede significar en la lucha por la liberación nacional. Azorado, dolorido y triste por no entender. Y asumo mi falencia. Esos vaivenes de conciencia, esa intermitencia de valores que desde una pantalla, un micrófono o una página se pueden manipular en contra del que lee, mira o escucha. No hay caso no lo puedo entender. De cualquier manera, hay que redoblar el esfuerzo militante casa por casa y recuperar canales de difusión. Daniel Mojica

2 comentarios:

Omar dijo...

Tristeza no es mi palabra, ni dolor, ni no se cuantas mas le pueden venir a cualquier militante a la cabeza. es, y me duele en el alma decirlo, desesperanza. y no por el "pueblo" sino por los que alguna vez formaran parte de el, (aunque todavia no los tenga me refiero a mis hijos). siento desesperanza por las personas que lucharon y hoy no estan, por la que dieron su vida por sus ideales, nuestros ideales. siento desesperanza por el futuro. entiendo y me lo dice mi hermano, militante de toda la vida, como vos lo expresas, hay que comenzar casa por casa. pero sabes que hoy no tengo ganas, sera una lastima, pero hoy siento que me gano la desesperanza.
Un abrazo desde el sur.

Unknown dijo...

Muchachos, comparto las sensaciones, pero no hay otra que seguir adelante, eso sí, reflexionando. Todas las epopeyas de la humanidad --desde Espartaco hasta la Comuna, pasando por nuestros levantamientos latinoamericanos-- están hechos de fracasos, y siempre en la base de ellos, junto a la ferocidad del enemigo la incomprensión de buena parte del pueblo, que como todo pueblo reproduce en lo ideológico la hegemonia de poder de las clases dominantes. Ahora bien, al Che no solo lo traicionaron los campesinos bolivianos, tambien cometió gruesos errores de concepción ý construcción de su táctica y estrategia, tanto política como militar, sin la cual no se explica el triunfo en Cuba y la soledad del fina. Con ineptos, panqueques y traidores, pero sobre todo con abandono de la política de construcción de la fuerza política y social que apoye el camino emprendido en 2003 no hay proyecto nacional y popular posible. Y eso no solo de descuidó, se abandonó y ninguneó a los que sólo pretendíamos llenar de militancia cosciente este rumbo. Que cada cual asuma sus responsabilidades y nos demos el debate que nos permita superar este momento amargo. Con afecto.

Alberto Nadra