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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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martes, febrero 24, 2009

CRONICA DE TEATRO

CRONICA DE TEATRO DE LA OBRA “ALBINA” De Mónica Salerno TEATRO DEL PUEBLO Funciones: Viernes 21hs INTERPRETES Luciana Mastromauro Tatiana Sandoval DIRECCION Y DRAMATURGIA Mónica Salerno ENTRENAMIENTO ACTORAL Jorge Román Existe la magia en el teatro, pero no son muchos los que son capaces de convocarla y que se haga presente. No pretendo ser original, ni tampoco dar una definición de esa maravillosa conjura que se hace presente en contadas circunstancias. Tan sólo quiero compartir mis sensaciones al respecto. Albina y Lucía son hermanas y viven con el padre en una casa que no es de ellos. Tienen un criadero de caracoles que no les reporta los beneficios que imaginaban. Albina es dueña de un perro que se llama Gallotti, y que hace innumerables destrozos. La última fechoría de la mascota es haber matado a dos conejos del señor Capalbo dueño de la casa, el terreno y poco a poco de las vidas de estas hermanas, cuyo padre enfermo no puede hacer nada para pagar las deudas crecientes que contraen con Capalbo. Sólo Albina y Lucía están en escena. Pero cuando hablan del padre enfermo, se lo puede percibir en esa presencia no física. Cuando nombran y describen las diferentes situaciones que se generan con Capalbo uno lo puede ver y es tal como lo describen. Cuando Capalbo viene a hablar con el padre por el asunto de la deuda, ellas transmiten la completa sensación de reflejar lo que sucede en la habitación del padre. Cuando Lucía vuelve de casa de Capalbo luego de ir a arreglarle los “feos pies” que tiene y le cuenta a Albina las vicisitudes de esa visita, el cuerpo, la cara, el tono de voz, todo el ser de Lucía nos muestra lo que realmente ha sucedido. Albina cuenta que tuvo que entregarle a Capalbo su perro Gallotti como una cuota más de la interminable deuda, y una vez más le dice a su hermana que tiene todo listo para que se escapen una noche cuando todos estén descuidados. Saca los bolsos de un armario y cuenta cómo se imagina la fuga. Lucía le sigue el juego, pero sabe que nunca escaparán. Albina cuenta que su padre siempre le dice que las albinas traen suerte y que un solo mechón de albina cura cualquier enfermedad. Ella lo cree profundamente. Una noche, Albina está invitada a una cena a la casa de Capalbo, donde le presentarán a otras personas. Albina no quiere ir, no le gusta salir de su casa. Su hermana acaba de teñirle el cabello “para protegerla” y le enseña como debe comer en presencia de otras personas y le pone un impecable vestido blanco. Albina vuelve de la casa de Capalbo sin comprender del todo por qué no estaban las otras personas, por qué no había cena, y por qué Capalbo estaba enojado. Luego de esta visita Albina más que nunca quiere fugarse con Lucía. Lucía entra corriendo a la casa buscando a Albina, que está escondida en un mueble de la casa. Albina sale de su escondite y agarrando los bolsos le dice a la hermana que se escapen. Lucía le pregunta qué hace acá si ya no pertenece más acá. Albina dice que le gusta estar en esta casa. Lucía le dice que tiene que volver a lo de Capalbo, aunque todo su cuerpo y su rostro expresa otra cosa. Quedan en que Lucía la pasará a buscar para escaparse juntas. Albina vuelve a lo de Capalbo. Lucía sale con los bolsos. La magia se hizo presente durante los 75 minutos que duró la obra. Magia en cada palabra, en cada situación que mostraba lo que las palabras no decían y los cuerpos denunciaban a gritos. Magnífico trabajo de Luciana y Tatiana. Excelente el entrenamiento de Jorge Romás. Cruel poesía en la dramaturgia de Mónica Salerno, y tiene razón cuando dice que “todo está allí”. Entre Albina y Lucía, todo está allí. Para no perderse esta fábula suburbana. Daniel Mojica

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