Nuestros treinta mil

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memoria, verdad y justicia

POR UNA COMUNICACION POPULAR

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lunes, enero 05, 2009

¿Hay holocaustos malos y holocaustos buenos?

¿HASTA CUANDO? En medio de la hecatombe financiera provocada por el “dios” mercado y los billones de dólares que los gobiernos del llamado primer mundo han volcado en los altares del mismo dios que arrastra a gran parte de la humanidad a la muerte por hambre y por enfermedades curables; el estado de Israel como fiel representante de ese primer mundo y aliado incondicional de la potencia que alegremente siembra guerras preventivas por el planeta, acaba de bombardear a gusto e invadir la franja de Gaza. Ante la cómplice indiferencia de los gobernantes del mundo civilizado, ninguno de ellos populista, por supuesto. ¿Los organismos internacionales? Hacen las declaraciones de rigor, que no impiden ninguna matanza de civiles inocentes. Las declaraciones de circunstancia sólo sirven para aliviar la conciencia, en el caso de que alguno la conserve todavía. Y para salir en los titulares de los medios, que en la mayoría de los casos sirven a los mismos “sumos sacerdotes” que propalaron las bonanzas de la susodicha deidad que está arrasando el planeta. Efectos de la mundialización de la información con los medios de comunicación internacional, en pocas y concentradas manos que cada vez se manchan más de sangre, cuando minimizan hechos, o tratan de justificar lo injustificable, como lo demuestra la realidad de esta nueva matanza inútil. ¿Qué hecho, razón, circunstancia, idea o religión admite que se mate a otro ser humano para demostrar la validez de la causa? ¿Acaso el que asesine más es el que tiene más razón? ¿El tener armas más poderosas y sofisticadas los acerca a la verdad revelada? Como si hubiera una sola verdad, un solo camino, una solución única a la diversidad de problemas a resolver. Esa es otra trampa de los adoradores del mercado, el difundir a través de sus medios que esa visión es la única posible para el crecimiento y desarrollo del país del que se trate. Tal vez lo sea para llenar sus propios bolsillos, como ha quedado demostrado, pero no para el bienestar de los pueblos a cuyos gobiernos “convencieron”. ¿Hasta cuando soportaremos como humanidad que el fin justifique los medios? ¿Hasta cuando la hipocresía de dirigentes políticos y religiosos que condenan históricos genocidios y se quedan afónicos por denunciar a quienes los niegan, pero nada dicen cuando los descendientes de aquellos perseguidos y asesinados cometen las mismas atrocidades con otros pueblos? ¿Acaso hay holocaustos buenos y holocaustos malos? ¿Hasta cuando? Daniel Mojica

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